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Salud

El estrés y su relación con nuestra salud: Estrategias de anticipación y afrontamiento

¿Cuáles son los efectos del estrés en tu salud?

Los efectos del estrés pueden acumularse en tu cerebro y en tu cuerpo con el pasar del tiempo, transformándose en un estrés crónico, que puede incluso debilitar el sistema inmunológico, poniéndote en riesgo de sufrir distintas enfermedades. Al sentir estrés, tu cuerpo crea una hormona llamada cortisol, la cual, por breves períodos, puede ayudar a regular algunas funciones naturales del cuerpo, como el sueño, peso, presión arterial y nivel de azúcar en sangre, o aumentar tus niveles de energía, concentración y adrenalina para que puedas rendir a tiempo. Incluso algunas personas trabajan bien bajo presión, aprovechando al máximo este tipo de estrés a corto plazo. Sin embargo, cuando sufres estrés a largo plazo, los niveles de cortisol permanecen elevados, pudiendo generar inflamación y un recuento más bajo de glóbulos blancos, debilitando el sistema inmunológico. Entonces, no todos los tipos de estrés son malos, pero es importante comprender la diferencia.

El impacto del estrés en la salud puede ser significativo, pudiendo generar los siguientes efectos: enfermedades físicas y de salud mental, como depresión y ansiedad, resfríos, virus, fatiga, dolores de cabeza, problemas cardíacos, insomnio o sueño interrumpido, irritabilidad e ira, desmotivación, aislamiento social, comer en exceso, dolor corporal, problemas de estómago y gastrointestinales, abuso de sustancias y problemas de concentración. Juega un papel importante en el curso de algunas enfermedades crónicas como la enfermedad de Crohn, fibromialgia, el síndrome de intestino irritable, la artritis reumatoide, migrañas, enfermedades cardiovasculares, problemas dermatológicos, esclerosis, etc., llegando a afectar en mayor o menor medida todas las dimensiones de la vida de la persona.

¿Cuáles son los tipos de estrés?

Según la Asociación Americana de Psicología (APA), el estrés, en su fase normal, tiene dos tipos, el estrés agudo, que se ocasiona en un breve periodo de tiempo y normalmente desaparece con rapidez, sin ocasionar problemas importantes para la salud. Es común y aparece cuando se vive un proceso nuevo o al pasar por situaciones complejas. El segundo tipo, es el estrés crónico, que se padece durante un periodo de tiempo más prolongado, variando desde varias semanas a meses, pudiendo acostumbrarte a él, sin darte cuenta de que lo vives, sufriendo problemas de salud. Puede aparecer frente a situaciones complejas o deprimentes, también por una experiencia vivida en la niñez que se interioriza y se mantiene latente desde entonces.

Algunos de los principales desencadenantes de estrés son las dificultades en el trabajo como exigencias, problemas económicos, desempleo, acoso laboral, o dificultades en las relaciones interpersonales. También los desastres naturales o los traumas, tales como ser víctima de un ataque o estar involucrado en un accidente grave. Otro factor común del estrés pueden ser las relaciones y la familia, en situaciones como un divorcio, o bien sobrellevar la muerte de un ser querido o enfrentar una enfermedad.

Recomendaciones para manejar el impacto del estrés en tu salud

Es fundamental anticiparse a los periodos fuertes de estrés, preparándose para afrontarlos, por ejemplo, un cambio de casa o de trabajo, o bien afrontar un periodo de exámenes académicos.

¿Cómo puedo anticiparme al estrés?

Una de las principales estrategias para afrontar estas etapas, es a través de la planificación. Tener un método de organización que te permita sentir que cumples con lo que necesitas hacer y cuentas con cierto grado de control frente a la situación. Puede ser útil contar con una agenda o calendario, o bien un sistema de alarmas que organice tus días desde actividades básicas, hasta las más complejas. Otra manera de sobrellevar estos periodos de estrés puede ser identificar cuándo pedir ayuda. Solemos sobre exigirnos, creyendo que podemos con todo, cuando no tiene que ser así, pues contamos con redes de apoyo que pueden tendernos una mano frente a una crisis. Por último, otra forma de llevar de mejor manera episodios críticos de estrés, es gestionar adecuadamente nuestra higiene del sueño y alimentación, pues dormir lo suficiente y mantener una alimentación saludable y equilibrada puede ser fundamental para regularlo.

Para controlar de mejor manera tus niveles de estrés, es muy importante tomar ciertas medidas y modificar lo que has estado haciendo durante el último tiempo, como, por ejemplo, mantener una rutina diaria que te ayude a tener una estructura, la cual facilite una disminución de tu carga mental diaria, sabiendo lo que te corresponde hacer cada día. Idealmente que incluya ejercicio, adoptando un estilo de vida activo que incorpore actividades como caminar, andar en bicicleta, trotar, practicar yoga o levantar pesas. El ejercicio crea endorfinas, que son hormonas que te hacen sentir mejor y más feliz. Cuando te sientes más feliz, puedes mantener el estrés bajo control. Practicar meditación puede ayudar también a bajar la presión arterial, disminuir la ansiedad y la tensión.

Identifica los factores de tu estrés, ¿Qué es lo que lo genera? Reconocer los síntomas puede ayudarte a manejar el estrés de forma saludable. Si logras identificarlos, y es posible, aléjate lo máximo de la fuente potencial del estrés, aprendiendo a poner límites. Por ejemplo, si el estrés se origina por el exceso de tareas originadas en el trabajo o en el ámbito familiar, es hora de regularlas.

Participa en actividades de tu interés, desarrolla un pasatiempo como la lectura, escuchar música, hacer jardinería, practicar nuevas recetas en la cocina. Cuando participas en una actividad que disfrutas, dejas de enfocarte en el estrés para dedicarte a algo más. Pasa tiempo con la familia y los amigos e intentar mantener el sentido del humor.

Evita paliar el estrés mediante hábitos poco saludables que te perjudican en lugar de beneficiarte, como, por ejemplo, comer en exceso, fumar, beber alcohol o la automedicación. Todos estos suelen ser usados como métodos de evasión de la realidad y lo único que hacen es aumentar el malestar. Si bien existen formas inactivas de controlar el estrés, como ver televisión, internet o jugar videojuegos, que pueden parecer relajantes, a largo plazo estas pueden incluso aumentar el estrés.

Quizás sea bueno soltar un poco el control, reconocer que hay situaciones que no se pueden cambiar, aunque se quiera, y tratar de lidiar con ellas de la mejor forma, reconociendo los aspectos que sí estén a tu alcance para tratar de amenizarlos.

¿Es momento de buscar ayuda?

Los síntomas de estrés pueden afectar tu salud, incluso sin que lo notes. Probablemente en algún momento hayas atribuido un malestar físico o emocional a una enfermedad, pero quizás sea el estrés el que puede estar causándola, así como alguna dificultad en tus relaciones sociales o en tu productividad al trabajar. Los síntomas de estrés pueden afectar tu cuerpo, pensamientos, sentimientos, y comportamiento. Puedes consultar a un médico y en caso de ser necesario podrían derivarte a un tratamiento psicológico, para recibir apoyo al respecto e identificar las fuentes de tu estrés, aprendiendo nuevas herramientas para enfrentarlo.

Referencias:

  1. Los efectos del estrés y su impacto en tu salud. Cigna 2022.
  2. Estilo de vida saludable. Control del estrés. Mayo Foundation for Medical Education and Research.
  3. How stress affects your health. American Psychological Association.
  4. Solucionar los problemas de estrés. Atención psicológica avanzada. en Madrid. Psicoafirma

Material elaborado por Psicóloga Natalia Hinojosa Montecino, Magíster en Psicología Clínica, diplomada en Psicoterapia Sistémica Infanto-Juvenil y con formación en Psicoterapia Sistémica, Terapia Centrada en Soluciones.

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